Las afirmaciones o tesis contenida en el primer número de Enlace, son parte del esfuerzo del Núcleo Político de Trabajadores, en función de comprender a muy grandes rasgos, mediante el marxismo –leninismo, las tendencias inherentes de un sistema o modo de producción en crisis irreversible y profunda. Los miembros del Núcleo Político de Trabajadores, vemos la urgente necesidad de dar cuentas a la clase obrera y juventudes de Argentina, y en especial de quienes no han desistido y abandonado el marxismo. A estos últimos va en particular destinado Enlace, pues, la lucha de clases que se despliega en esta nueva etapa, requiere y requerirá de la recomposición de la única ciencia capaz de guiar a la emancipación de los explotados y pueblos oprimidos de este mundo. He ahí la razón de este órgano de expresión de ideas, he ahí nuestro aporte, he ahí nuestra voluntad férrea.
El siguiente trabajo está centrado en EEUU, e intentamos resaltar las características sobresalientes de una Nueva Época.
El Imperio yanqui y América Latina
En una encrucijada sin comparación histórica, se definirán en un lapso sólo determinado por los choques de fuerzas, los destinos de los pueblos de América Latina y de los Estados Unidos de Norteamérica. El Imperio norteamericano de manera paradojal no puede ni podrá invadir libremente a Sudamérica, a los efectos de cuidar sus objetivos logrados durante más de 100 años. Necesidad imperiosa, para amoldar lo que fuera su “Patio Trasero”, frente a la competencia con otros centros imperiales. Forzado a intervenir, pero inhabilitado a hacerlo como en otros momentos de la historia, debe hacer un despliegue táctico desesperado y arriesgado. En otros términos, el presidente del Imperio, Joe Biden, no puede entrometerse directamente sin interferir mediante aliados, como podrían ser Iván Luque, Sebastián Piñera y Jair Bolsonaro, para la confrontación entre gobiernos en Sudamérica y Centro America.
Para concretar los objetivos que se propone como Imperio, debe mostrar un modelo político de reparación y apertura de las fronteras sur. Es necesario ver los rápidos movimientos del ejecutivo yanqui, prestando mucha atención a las palabras y los hechos. En tal sentido, el electo presidente Joe Biden, en el discurso de instalación de uno de sus equipos de trabajo, previo a su posesión como nuevo inquilino de la Casa Blanca, se expresaba:
“No tenemos tiempo que perder en lo que se refiere a nuestra seguridad nacional y política exterior (…) Necesito un equipo preparado desde el primer día que me ayude a reclamar el asiento de Estados Unidos a la cabeza de la mesa, a reunir al mundo para hacer frente a los mayores desafíos que enfrentamos y a promover nuestra seguridad, prosperidad y valores. Este es el punto crucial de este equipo”[1].
A primera vista, no hay diferencias entre el slogan de Trump, de “América primero” y el de Biden. Al fin y al cabo, Biden es representante del viejo establecimiento del imperialismo que, implementó la globalización y las políticas aperturistas en favor de la guerra y contratos al complejo militar-industrial[2], no solo como senador sino como vicepresidente, durante 45 años.
Lo que no mencionan mucho los medios de comunicación, tanto hegemónicos como de las llamadas agencias de las derechas social-democráticas y de las organizaciones obreras burocráticas del nacionalismo de izquierda, es que el hoy presidente de los EEUU, Biden, no sólo dio la espalda al Tratado de Asistencia Recíproca, TIAR[3], que obliga al respaldo solidario con un país latinoamericano agredido por fuerzas extranjeras, sino que apoyó y respaldó la intervención militar de la Gran Bretaña en la llamada “Guerra de las Malvinas”, y como senador elaboro y promovió una resolución de apoyo al Reino Unido.
Es necesario tener presente la biografía política y contextual del actual presidente norteamericano, ya que, esta es y será la base teórica que sustenta su política de acción, como presidente de los EEUU.
El individuo elegido por y para los monopolios, las trasnacionales y multinacionales norteamericanas, en lo fundamental no va a distanciarse mucho, ni de la continuidad de Obama ni de la de Trump. Biden es en esencia la política norteamericana hacia América Latina, es el consenso bipartidista. Como señalamos anteriormente de otra manera, el presidente, intentará reconstruir el andamiaje internacional, socavado por Trump y retornará a la política exterior de Obama. Vale decir, impulsará el multilateralismo, la cooperación internacional y retomará la colaboración con sus aliados europeos[4].
Es importante retener lo que al principio de la nota decíamos, y ejemplificábamos con cita de las palabras del actual presidente del Imperio. El hilo conductor para comprender lo que viviremos los trabajadores y pueblos de este continente, comienza en esa intencionalidad no oculta, aunque sí distorsionada y magnificada por las red poderosa de medios para la incomunicación de masas. Biden ha resuelto que volverá al Acuerdo de París, que activará políticas con la Organización Mundial de la Salud, OMS, formará parte del acuerdo nuclear con Irán e impulsará con fuerza, a la Organización Mundial del Comercio, OMC. Al mismo tiempo y en relación con los países cercanos de la región, tomará políticas diferentes a las de Trump. Desplegará dos tácticas de acuerdo a dos realidades de distinta naturaleza en América Latina: Primero en relación a los países del Norte de Centro América (Guatemala, Honduras y El Salvador), en el que tiene planteos de ayuda a una zona donde se vive, producto de políticas implementadas por el imperialismo a los efectos de sometimiento económico e injerencias política, que conllevan a la violencia, altos índices de homicidios, desapariciones, reclutamiento forzado por parte de pandillas y extorsiones y tráfico humano para los carteles de las drogas. El presidente Biden, prometió una ayuda de cuatro mil millones de dólares para atender la actual crisis de la emigración. Y segundo, es de esperar un cambio táctico político, por sus declaraciones públicas, y está relacionado, al principal escollo para las políticas del imperialismo, con los países que plantean una experiencia de transición al socialismo (Cuba, Venezuela y Nicaragua), se planteará una flexibilización en las sanciones a esas naciones y el intento de impulsar mecanismos de diálogo, en lo que la óptica del nuevo gobierno estadounidense llama el “mejoramiento” de los sistemas de participación democrática.[5]
El imperialismo, no sólo hace un reconocimiento de sus fracasos, de que la política de bloqueo económico, de asfixia diplomática y financiera, les ha fracasado. La práctica de vigilar y castigar con endurecimiento de las sanciones no provocó ni la desestabilización, ni alzamientos populares que condujeran a cambios de gobierno en ninguno de estos países. Y este es el otro dato sobresaliente que, gobiernos que intentaron ser la conducción y referencia de la transición al socialismo, como las organizaciones declaradas por el socialismo deberán tener muy presente. El desdoblamiento táctico, de parte del gobierno de Biden, es un juego, poco creíble, de conveniencias, y muy peligroso para los pueblos de Centro América y los gobiernos y pueblos de Cuba y Venezuela. Los movimientos tácticos que anuncian se transformaran, en pocos meses en cantos de sirena, si se tiene en cuenta que el gobierno Biden es un gobernante débil, en el marco de una profundización de la lucha interimperialista por la misma crisis del capitalismo, por lo tanto, podemos apreciar, un gobierno con doble comando, como nación[6].
Pensando desde America Latina, es vital observar como los funcionarios de la “administración” Biden, representan fuerzas, corrientes e intencionalidades divergentes, que convergen. Esto determina también un Gobierno débil, pues como expresamos las contradicciones de la clase dominante yanqui, están al interior del gobierno a la hora de dar respuestas. Para graficar lo anterior, y mostrar que el ejecutivo del Imperio no solo es consciente de su debilidad, sino que, forzado por amoldar, disciplinar y someter a los pueblos de este continente, y poder sus monopolios así extraer toda la riqueza frente a sus otros competidores, debe como lo dice el mismo Biden, cohesionarse como un equipo, operando en la divergencias que se multiplicarán y profundizaran. Daremos un ejemplo del intento de hacer que ensamblen y no estallen estas contradicciones: El Secretario de Estado Antony Blinker, el que impulsó una política por el levantamiento del embargo a Cuba durante el gobierno de los demócratas de Obama, y por otro lado, designa como nuevo Director para el Hemisferio Occidental del Consejo de Seguridad, cargo que da un poder extraordinario, para controlar América Latina, a Juan Sebastián González, un sicario Colombiano de ultraderecha, el cual sostiene que: “imposible ignorar que Nicolás Maduro es ahora un dictador, que ha perdido toda legitimidad por el sufrimiento que le ha infligido al pueblo venezolano y al cual hay que “neutralizar”, y que la crisis humanitaria que vive Venezuela no es producto del criminal bloqueo económico que impone Estados Unidos, sino “es culpa de los que manejan el país”. Una posición similar, de odio y desprecio por el derecho a la autodeterminación de los pueblos, la expresa el funcionario con respecto a Cuba, una dictadura que hay que erradicar. Vale preguntarse, aun sabiendo posibles respuestas, qué sucederá sí las clases obreras de Sudamérica y sus juventudes, se unen en torno a posiciones antiimperialistas y anticapitalistas. Pues, lo que sucederá, es el comienzo del quiebre político, el fracaso aún mayor de esas trasnacionales y multinacionales que nos empobrecen, nos contaminan y nos corroen históricamente; pero lo más importante que será la ayuda estratégica a esas juventudes y trabajadores norteamericanos que, han sido desviados políticamente una vez más, y en un tiempo no muy lejano serán amenazados por el fascismo. Es vital esta reflexión, ya que, como lo indicamos, además de burocracias al servicio del imperialismo, se han acoplado todo un ejército de intelectuales, ONGs y partidos de “izquierdas”[7], que, en cada país de América Latina actuarán para obstaculizar, y contribuir a que el Imperio o lo que es lo mismo, El Estado de los monopolios, de las trasnacionales y multinacionales yanquis, logren sus objetivos.[8] Más que nunca el destino de America toda, está en la organización política de sus trabajadores, jóvenes y el pueblo.
No es pues, hora de hacerse ilusiones. Es hora de vigilar, organizarse y actuar.
POR LA UNION POLÍTICA DE LOS TRABAJADORES, LA JUVENTUD Y EL PUEBLO
POR EL SOCIALISMO SIEMPRE
Núcleo Político de Trabajadores
Chubut, Neuquén, Córdoba y Entre Ríos
24 de enero de 2021
[1] Estas palabras las expresa alguien que, es bueno recordar, cuando en su condición de senador patrocinó estratégicas intervencionistas como el ‘Plan Colombia’ y la llamada “Guerra contra el Terrorismo”; contribuyó a propalar las fake news que sirvieron de excusa para invadir a Irak en 2003 y auspició la ‘guerra preventiva’ para desestabilizar a Siria y empujarla a una guerra civil de la que aún no ha podido salir. Recordar que como senador alentó y apoyo las estrategias de penetración en AL, el ‘Plan Colombia’ y la mentira de la ‘guerra contra el terrorismo’. Biden, no ha sido ajeno a la penetración del imperialismo en la política latinoamericana. Como vicepresidente de la administración Obama, viajo más de 18 veces la región, y en la mayoría de esos viajes fue visita oficial a Colombia.
[2] https://www.telesurtv.net/bloggers/Complejo-militar-industrial-Militarismo-transnacional-20150406-0003.html
[3] http://www.oas.org/juridico/spanish/tratados/b-29.html
[4] Cabe todo un análisis, que quedará para próximas notas, sobre el papel jugado por Europa en América Latina y al interior de los EE.UU.
[5] Para la república de Cuba, Biden, continuará con la política anunciada por Obama en la Cumbre de las Américas de Panamá en 2015, consistente en disminuir e ir liberando en el transcurso del tiempo el embargo a los efectos de injerir internamente en la población, impulsando para él logro de una ‘apertura democrática’, para ello llevara adelante las negociaciones diplomáticas, que sean necesarias.
[6] Qué queremos decir con esto, pues, lo que queremos señalar es que el Imperio ha tomado una decisión, ha asumido las contradicciones de su propia clase dominante y la de su pueblo, solo basta ver el gabinete que acompañará a Biden, para observar que no sólo han desviado el movimiento de jóvenes, trabajadores y pequeña burguesía arruinada, de la posibilidad real de sentar las bases de un tercer partido político y con clara definición socialista, sino que, esa decisión de la clase dominante norteamericana, de cooptación y desviación de las masas y de la lucha anticapitalista en los EE.UU., llevará al mismo gobierno a choques y situaciones de desgobierno. Además se debe tener en cuenta que el actual gobierno, en poco tiempo se encontrara con un poder que no contaban hasta ahora los anteriores, la ultra derecha, nacionalista republicana, que si intentara construir un nuevo partido, que no respetara la democracia histórica de los EEUU, y que tendrá un poder mayor a cualquier poder, existente en EEUU. Sobre esta tendencia a este modelo político, está experimentada en la Argentina, por el Macrismo, pero como ratón de laboratorio, el poder en la Argentina lo tienen los medios, que son parte de ese poder, el poder profundo. Estos fenómenos señalados, deben estudiarse con suma rigurosidad, durante el gobierno de Obama se sentaron las tácticas que luego Donald Trump desplegó, como queda indicado, todas fallaron, y una sobre toda, la de construir un matiz más radicalizados de la “Internacional Parda” que los Demócratas con Obama habían armado, he ahí el febril activismo fracasado de Stephen Bannon.
[7] Es importante saber destacar que el enfrentamiento político, en su dimensión teórica tiene agrupados desde hace muchas décadas contra el marxismo-leninismo, a la socialdemocracia, el socialcristianismo y el salinismo en sus herederos y en sectores que absorbieron mal las migajas teóricas del gran León Trotsky. En esta batalla desigual, las fuerzas marxistas con voluntad férrea a la revolución, no solo están disgregadas, sino que, deben recomponerse al calor de clases obreras despolitizadas, golpeadas por la desocupación y bajo control estricto de burocracias, sin dudas la tarea ciclópea es a escala internacional. Este es el otro aspecto de una alianza entre el imperio europeo y el yanqui, será tratado en el próximo número de Enlace.
[8] Es bueno recordar que Biden llega de la mano de las grandes corporaciones, para reformular el sistema capitalista post-pandemia. Elementos de ese nuevo orden económico mundial que persigue, es el impulso a la reconversión tecnológica, el control de los recursos naturales y el combate a los enemigos externos que atenten contra la estabilidad financiera y la seguridad de los Estados Unidos. Y en el control de los recursos, de las enormes riquezas naturales de países como Bolivia, Argentina y Venezuela.
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